PACTO PARA LA RECONSTRUCCIÓN

La derecha española destila franquismo por todos sus poros. Franquismo y dogma neoliberal… una bomba de relojería social; pero los dogmáticos se aferran más a sus planteamientos cuanto más obvia es su sinrazón. No es contradictorio unir franquismo con neoliberalismo… el fracaso de este último obliga a los liberales a asumir posturas cada vez más autoritarias, ya Hayek señaló la necesidad de imponer la libertad a la fuerza, la libertad del mercado, claro. Esto es  un fenómeno planetario pero en España se agrava por el hecho de que aquí sigue presente con mayor fuerza de la que imaginábamos un rescoldo fascista, un resentimiento antidemocrático y un guerracivilismo tanto más peligroso cuanto más difíciles son las circunstancia por las que atravesamos. Por poner algunos ejemplos:

La derecha impidió que los atentados del 11-M impulsaran la unidad de todos convirtiéndolos en motivo de confrontación. La necesaria unión frente al terrorismo se intentó transformar en confrontación entre españoles “buenos y malos”. Todos nos acordamos.

 No pudimos celebrar juntos el final de ETA porque llevaron la confrontación a límites insuperables… no podían aceptar que un gobierno socialista diera la puntilla a la banda. Pareciera como si nuestra incivil derecha estuviera más contenta con ETA matando que con ETA rendida. A fin de cuentas, como se ve ahora de nuevo, viven de los muertos, de alimentar el miedo y la desesperanza.

Negar el cambio climático o la violencia de género son ejemplos de lo mismo. La derecha no soporta reconocer situaciones que nos deberían unir a todos porque necesita el  odio y la confrontación como forma de existencia. Es la competencia y no la cooperación lo que desde el ideario liberal establece el orden social.

Ahora necesitamos reconstruir nuestra economía y nuestra vida, necesitamos un proyecto solidario y colectivo. No lo van a permitir. La crisis provocada por la pandemia no escapa a los planteamientos y las tácticas de nuestra recalcitrante derechona. No es necesario abundar en el carroñerismo del que han hecho gala, la deslealtad rayana en la traición… por eso creo que es muy difícil que participen en un acuerdo de reconstrucción. Se van a oponer a las políticas sociales y a cualquier planteamiento redistributivo, al contrario van a proponer exenciones fiscales para asegurar los beneficios de los más poderosos, van a intentar aprovechar para dar una vuelta de tuerca a las privatizaciones de los servicios públicos… y para ello van a tratar de derribar al Gobierno por cualquier método, a remover los obstáculos que pudieran oponerse a sus intereses. Va a ser un choque duro pero necesario. Puede que sea una de las últimas oportunidades de la izquierda de enfrentar los planes del poder económico, de los poderes que nos han traído hasta aquí y que insisten en continuar su obra.

Por ello el Gobierno tiene que ser firme en las políticas sociales. No hay otra. Hay que redistribuir la riqueza y proteger a los más débiles, hay que defender lo público y nos va todo en esa lucha. No va a haber acuerdo y hay que actuar pese a ello. Debemos exigirles firmeza, gobernar los próximos cuatro años que van a ser muy duros frente a la ofensiva neoliberal, hay que aguantar y hay que pelear. Y toda la izquierda tiene que estar detrás, movilizada, en la calle, sin matices ni tiquismiquis, con claridad. No depende solo del Gobierno, más bien este no podrá hacer nada sin el apoyo de las masas. Hay que tomar conciencia de que se avecinan tiempos duros y las legítimas exigencias a nuestros gobernantes deben venir acompañadas de la determinación y la firmeza que en otros tiempos nos permitieron vencer a las fuerzas reaccionarias en circunstancias más duras y difíciles que las actuales.